Cómo y cuando empezó la historia de Enquadres
Era allá por el año 1992, un 23 de Diciembre, ya empezada la Navidad, cuando aterricé por estas tierras vallisoletanas, después de haber inspeccionado cómo estaba el comercio local y sobre todo, en materia de fabricación y venta de cuadros al por menor.
Mi primera visita a Valladolid, unos 6 meses antes, empezaba a dar sus frutos y me instalaba en un local de primera línea de fuego, con unos descomunales escaparates para mostrar mis habilidades en materia de diseño, colorismo y maneras completamente distintas, al mostrar unas piezas de arte en perfecto sincronismo con las leyes de la ética, encuadre, proporciones y sobre todo un aire fresco que la ciudad desconocía.
Todo lo que había visto en los escaparates de las tiendas más relevantes de enmarcación, arte o venta de cuadros, eran colores tristes, marcos de madera marrón, o en el caso del escaparate más avanzado, unos decapados blancos que estaban bien armonizados pero carecían de la valentía que yo imprimiría a cuantos enmarcados salieran de la nueva tienda Enquadres.
Decir que yo era el técnico en el uso de la materia prima y elaboración del cuadro con el acabado final de plena perfección, pero todo ello no habría sido, sin la colaboración de mi entonces pareja, María José, que venía del mundo del arte como escaparatista, con larga experiencia en una tienda de gran prestigio en moda hombre y mujer, ubicada en el paseo de Zorrilla y que dejó para que formáramos la sociedad de comunidad de bienes Enquadres en ese 1992.
Decir también que desde el primer día de apertura, con los escaparates ya llenos de una primera tanda de cuadros que elegimos para el comienzo, el éxito fue instantáneo ya que nos llovía el trabajo de manera continua y siempre creciendo.
El secreto estuvo en mis ideas mediterráneas del color aplicado a la elección del passepartout (el cartón que separa la obra del marco para dar más profundidad y categoría a la enmarcación) y el resultado final de un atractivo tan bello y distinto.
El éxito fue apareciendo ya que, todo el que pasaba y veía los escaparates, los consideraba los de moda y quedaba pegado en las cristaleras por más de 10 minutos, hasta llegar a asimilar que ese sería el futuro en Valladolid para toda familia que deseara alegría y vivacidad en las paredes que estarían viendo día a día. Que luego se ha demostrado que, al ser lo primero que vemos al levantarnos por la mañana, influyen en nuestro optimismo, manera de pensar y forma de actuar en todo el día, al igual que la música te hace vibrar en distintos estados de ánimo, dependiendo de nuestro sentir al escucharla, de prestarle atención o que pase inadvertida.
Luego, a medida que íbamos vendiendo la obra enmarcada iríamos poniendo las obras de clientes ya terminada a modo de ejemplo de cómo quedaría cada cuadro según conveniencia y buen sentido aplicado a lo que iban trayendo los futuros clientes.
Por otra parte, tal era nuestra seguridad al determinar qué enmarcado quedaría perfecto para cada ocasión, que los seres humanos que iban viniendo, confiaban en nuestro buen hacer y como aquel que dice, a la primera era la vencida. O sea, aquello que mostrábamos como ideal era, prácticamente, lo que acabarían aceptando como bueno.
Hoy pasa un poco distinto y así como antes no era determinante el importe, sino un trabajo bien hecho y armonizado, en la actualidad el precio marca a las personas a la hora de decidirse. No tanto así a los que ya han sido y son clientes de toda nuestra vida laboral, que casi me dejan decidir qué ponerles (desde el estilo a la variedad de colores que siempre armonice con su enmarcado). Que como experto también trato de ir en concordancia con el momento actual y hacer los oportunos descuentos para estar en común-unidad con ellos.
Mi Curriculum vitae en materia de arte es largo y extenso. Desde mi edad más infantil, vi a mi padre ejerciendo, como amateur, en la música y la pintura y aunque a mí no se me daba, aunque me llevaron a clases de música y de pintura, lo llevé en los genes hasta que se desató y lo puse en práctica a los 16 años. La música que llevaba dentro empezó a fluir. Durante ese más de un lustro, no había conseguido hacer sonar una guitarra y cuando ya estuve dispuesto, en un mes aprendí todo lo imprescindible para tener las bases de la composición y harmonía de todo lo que se me ponía por delante. Sabía adaptarme a todas las tonalidades y poder acompañar a cualquier cantante que, en cuestión de segundos le pillaba la tesitura de tonalidad y ritmo para conducirle a un mejor resultado.
Ese año, cuatro amigos más y yo, formamos un grupo que empezó a dar sus notas por la región -Castellón- y actuar en fiestas y bolos de la época, luego nos extenderíamos a provincias colindantes. Hasta que vino el momento de expandirnos mas, de cambiar de nombre, de componentes y de estilo y nos fuimos a conocer las aventuras a un Madrid lleno de esperanzas y buena disposición. Primero, y por lo que fuimos a Madrid, fue a participar en un concurso que hacia TVE para encontrar nuevos artistas. Causamos buena impresión, pero nada más. Así que como éramos algo cabezotas nos quedamos para encontrar un manager o director musical que nos llevara de sus manos a los lugares que pudiéramos demostrar nuestras dotes musicales. Recorrimos prácticamente el territorio nacional y en Madrid actuamos en las mejores salas del momento: Consulado (una cadena de mas de 10 salas de baile enormes), Piccadilly, Salas de Conciertos de moda, etc.
Grabamos un disco con relación a nuestra primera participación a un Festival Internacional que se celebraba y era retrasmitido todos los años desde Benidorm. Allí conseguimos un primer premio, pero nos dieron como los segundos , por una cuestión de votos.
Luego llegó el obligatorio servicio militar y nos tuvimos que diluir y pertenecer por un tiempo en diversos grupos que nos aceptaban.
A partir de ese momento y cuando después de trabajar como vendedor de enciclopedias, aspiradoras de polvo, etc., monté la primera tienda con el nombre de Chimo Bernat. Era un local no muy grande en el que pretendía vender artículos de bricolaje pero, sin estar aún la gente preparada para hacer sus propios muebles. Así que yo era el que sin tener ni idea de carpintería montaba muebles, estanterías, mesas y un largo etcétera para mis clientes. Al final todo se aprende -la práctica durante más de mil horas hace maestros-.
En ese momento había un boom en el mundo de los azulejos y una de las empresas me traía los azulejos decorados a mano para que les pusiera un marco. Cosa que empezó a fluir y a dedicar por completo la tienda a la enmarcación.
Aquello fluía tan bien que me cansé de la rutina y me dedique al arte de la fotografía. Después de recibir un curso en Suiza para perfeccionar la iluminación en fotografía industrial, monté mi propio estudio profesional y me dediqué, con la ayuda de diseñadores gráficos y demás especialistas, a producir los catálogos para las empresas de azulejos. La tienda de Enquadres seguía funcionando al mando de otra persona que tenía un buen bagaje de experiencia en ese mundillo, por lo que no decayó nunca, sino más bien, todo lo contrario.
Pero llegó el tiempo en el que la rueda del destino repite una y otra vez la misma historia. Y es que en cuestión de historia, nos han tenido tan engañados como en casi todo y nos han contado lo que les ha venido a cuento para mantenernos pobres, sin ilusión y con, eso sí, ganas de trabajar y trabajar, para de ese modo mantenernos tan ocupados, que no podamos pensar, meditar o disfrutar de cada momento. Y es que, quien no conoce su historia está condenado a repetirla. (Ahora sabemos por qué)
Mientras tanto, al mantenernos ocupados, pueden hacer y deshacer sin que nos neguemos o no consintamos, lo que van maquinando. Con ello sus normas se convierten en leyes por aceptación tácita nuestra. Nosotros tenemos la culpa, por callar y de este modo, aceptar. Nos han metido millones de nuevas leyes y prohibiciones ilícitamente o sea, sin consultarnos y ejerciendo mala fe y como «cabezas de turco» a las órdenes de una élite despiadada. #Fin del tema y queda en el pensamiento de cada persona, mejor dicho, del ser humano, sacar sus conclusiones según le nazca del ❤.
Retomando el curriculum vitae, con ese desplome en el mundo de las empresas de azulejos, llegó, siempre para bien, el momento de ordenar mi vida y dedicarme a lo que sabía hacer: la enmarcación, pero en un lugar sumamente superior a la poca población de Castellón, comparada con la de Valladolid.
Aquí supe renacer y tener esa certeza que hay en mí, de no estar nunca caído. sino levantándome.
Cuando nos ofrecieron en 1993 participar en el Concurso de Escaparates, que se hacía entonces aquí y que como todo ha ido decayendo, sabíamos que íbamos a ganar por tener las mejores ideas, tanto yo como María José, en cuestiones de presentación de escaparates. Nos fuimos a Madrid en septiembre y en la Fería que se hace todos los años de decoración, compramos elementos que iban a encajar con nuestras ideas. El escaparate que montamos ganó el primer premio y a él le siguieron otros años más de triunfos.
Tuve una audiencia con el entonces alcalde de Valladolid en el que recibí su apoyo y buenas intenciones de la corporación.
En el año 2000 inicié en Valladolid mi carrera artística como pintor y creador de un nuevo arte pictórico al que llamé «Artegrafía» Un tema de apariencia etérea lo incorporaba a un papel de grabado de Fabriano al que le agregaba tintas y barnices en forma de alkil-fijador para dar la apariencia obra original -aunque se numeraba del 1 al 100- y con ello daba vida a un tipo de cuadro decorativo en formato de tríptico (1 cuadro en el centro de unos 90 cm de ancho por 60 de alto y 2 cuadros a cada uno de los laterales de este cuadro central de 30 cm de ancho por 60 de alto) con lo que quedaba resulta una carencia en cuadros apaisados tipo panorámico para lucir encima de un sofá tresillo o en un cabecero de cama. Estos cuadros quedaban muy armónicos al utilizar esta técnica esfumatada y de suavidad de colores hasta llegar a un extremo que casi se perdía y reflejaba una gran paz y armonía.
Estuve vendiendo estos cuadros por toda la Península, e incluso en Las Islas Canarias y Las Baleares. Aquí en Valladolid se vendieron más de 100 unidades a muchos seres sensibles y dignos de tener en sus casas un arte tan decorativo.
Se llevó a cabo una serie de exposiciones muy relevantes por toda la geografía.
A continuación en 2009 me puse a elaborar otra de las carencias que iba detectando en materia de demandas que no existían. fue crear los cuadros infantiles en los que de forma panorámica en cuadros de 55 cm de ancho por 20 de alto, quedaban plasmados unos personajes infantiles de cuentos -como el Principito, las Hadas, niñas jugando a la comba o saltando la cuerda- en fin todo un compendio de novedades en bien de las clientas y clientes que aún me las demandan.
En el 2016 y después de pasarlo mal con un alquiler de local excesivo, me cambié, sintiéndolo mucho por los casi 25 años en Bajada de la Libertad, y fui a la calle Duque de la Victoria (sólo estuve 1 año ante las obras que se avecinaban en el edificio y que aun perduran), para venirme definitivamente a la calle Santuario, donde me ubico actualmente.